¡Hasta bisabuelo !
Ahora bien, el tema del blog de hoy es la familia. Después de veintidós meses de no separarme de la mía estuve un par de días fuera de casa y me pude dar cuenta de varias cosas: la primera es que cuando uno uno tiene la oportunidad de compartir con la familia mucho tiempo, así uno sea el ogro -como es mi caso con mis hijos en algunas situaciones- uno se siente incompleto, siente una nostalgia extraña y el estar lejos hace que la añore de una manera muy linda. No se cómo explicarlo pero es como si ese amor que debe ser natural se expresara de otra manera y saliera por todos los poros... Es algo que no había sentido y ahora que voy en el avión de regreso para verlos y encontrármelos a todos en mi cama y para que me peguen puños en la cara mientras duermen es algo que deseo con todo mi corazón. No sé si lo han sentido antes, pero yo ahora lo estoy viviendo y mis ojos se encharcan y mi boca dibuja tal sonrisa que la gente a mi lado debe estar pensando que estoy loco. Lo segundo es que en este viaje pude compartir con mi familia putativa, como lo decía un ángel, quien ahora nos guarda desde el cielo, cada vez que íbamos a su casa a estudiar con mi mejor amigo de la universidad: "sí, costeño de agua dulce, ¡Ud!".
Estos días fueron de crecimiento para mi porque pude estar con esta familia de tres hermanos que por las circunstancias de la vida después de hacer sus vidas, ahora que están en las edades de la sabiduría están los tres juntos, se acompañan y son unas personas tan bellas que yo nunca hubiera conocido si la vida no me pone en su casa como lo hizo por los últimos tres días. Lo que era una diligencia se convirtió en una experiencia de vida, se volvió en oír, hablar, ponerse en las situaciones y los pantalones de otros y también en la oportunidad de intercambiar conocimientos, de vida, de salud, hablar de temas tan cotidianos como la política del país y aun así crear experiencias y cambios benéficos para todos. Un ejemplo que me marcó de esto último que digo es que el día de hoy fue la tapa cuando alguien al almuerzo dijo: "¿el jugo esta sin dulce verdad?", y yo me quería meter debajo de la mesa, la verdad no pensé que el cambio se podía dar tan rápido, pero lo mejor fue que las personas en la mesa notaron el cambio con agrado y nos tomamos el ¡jugo ácido!, todo esto porque en una conversación de la mañana discutimos de cómo el azúcar, las harinas, la sal en exceso nos perjudican e interfieren con nuestro metabolismo. Pero algo que era un hábito en la casa se cambio casi instantáneamente. ¿Y cómo fué esto posible? Simplemente hablando con Telle, lo hicimos como si nos conociéramos de toda la vida, como si fuéramos de la familia y cada vez que me decía Robertico, mi corazón se llenaba de energía y me sentía hablando con mi abuelita quien me llama así. La familia está donde uno está, la de sangre está con uno pero no debemos darlo por hecho ya que la vida nos puede cambiar en cualquier momento, eso ya lo tenemos claro y lo tengo muy claro, pero la familia también es ver a nuestro alrededor, es ver la gente que nos rodea y cómo podemos interactuar con ellos, cómo darles todo de nosotros y cómo compartir con ellos genuinamente. Ya estamos por aterrizar y cierro este escrito simplemente pensando en mis hijos y esposa, pensando en gozármelos a cada minuto y ¡estar en familia!
Hoy es Mayo 1 de 2014, son las 19:33 y la Vida es ¡Ya!
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