Hoy estuve en una de las misas de funeral más bonitas a las que he asistido. Yo sé, esta primera frase ya puede causarnos algo de picazón, pero voy a tratar de explicar por qué me sentí así. Hace unos días el papá de unos buenos amigos del colegio empezó su vida con el Padre y hoy fue su misa. A esta llegamos en medio de una llovizna incesante que no fue obstáculo para que la iglesia estuviera llena, primera señal. La ceremonia empezó, la tristeza de la gente era evidente y yo estaba conmovido también reviviendo el tiempo cuando mi padre murió hace casi siete años. En ese momento se dio comienzo a las lecturas y cuando el padre dio el sermón, sus palabras absolutamente consoladoras y alentadoras que presentaban la visión de la muerte no como algo triste sino que por el contrario como la alegría de encontrarse en el estado ideal, encontré la segunda señal: vi que esta no sería una ceremonia típica. Entonces miré a mi alrededor y ví cómo a algunas personas les cambiaba la cara, a mi me llenó porque creo en eso y en el trámite normal de la misa se sentía como la energía estaba subiendo, pero el culmen fue cuando acabada la misa, el padre dejó que se dijeran unas palabras, cosa que no es muy común ahora y por ejemplo en la misa de mi padre no nos dejaron hablar, lo que me pareció totalmente coherente por parte del padre. Las primeras fueron dichas por la esposa, con quien pasó 41 años de su vida. Estas, robosantes de absoluto amor llenaron la iglesia y nos transportaron a uno a los escenarios que describía, si bien había unas cortas interrupciones, la fortaleza y el amor de la mamá de mi amigo mostraba que su dolor se transmutaba en más amor por su compañero que partió simplemente porque su misión en este plano se había cumplido y con ¡honores!. Luego habló el hijo menor, qué palabras, qué manera de expresarse de su padre y lo que me maravillo fue como él transmitía la visión de su padre haciendo que uno se sobrecogiera. Para finalizar (ya volados de tiempo) porque ahora como en todo, hasta para el paso al más allá hay que cumplir con tiempos y es necesario que la ceremonia no dure más de X minutos, etc., etc., subió un hermano a dar las palabras finales las cuales parecían más una canalización del reciente ángel ascendido y no un discurso de alguien en la Tierra. Eso voló mi cabeza y me hizo pensar que sólo alguien que ha hecho las cosas MUY bien puede generar algo como lo que vivimos hoy y es algo que me dio un horizonte claro que siempre he pensado: "así me gustaría que fuera mi celebración de paso a la nueva vida".
Pero con esto vi absolutamente claro que lo que viene son más tareas y trabajo para dejar en este mundo una huella de servicio, respeto y amor por los otros... dejar los paradigmas y los estigmas de nuestra sociedad y simplemente actuar en congruencia con lo que uno piensa...
Cabe aclarar que este escrito es de reflexión y para poder interiorizar un trabajo personal que sólo terminará el día de partida cuando el padre lo decida, pero como lo he dicho otras veces... Si Dios me lo permite, ¡hasta bisabuelo!.
Hoy es Junio 13 de 2014, son las 19:53 y la Vida es ¡Ya!